Con Paulo Freire

Paz Vial trabajaba en INDAP (Instituto de Desarrollo Agropecuario), organismo clave en la reforma agraria del presidente Eduardo Frei, y estudiaba diseño industrial. Paulo Freire [www.paulofreire.org], llegó a Chile perseguido por la dictadura brasileña y fue incorporado al Instituto en 1965, con la misión de desarrollar un proyecto de educación y concientización campesina. Allí se encontró con Paz, comprobó sus capacidades artísticas y la seleccionó para formar parte de su pequeño equipo como pintora. Paulo Freire era autor de un revolucionario método de alfabetización en Brasil, pero no era aún el referente mundial en que se convertiría poco después, gracias a las dos obras maestras que escribió durante su exilio en Chile: Pedagogía del oprimido, y La educación como práctica de la libertad.

Paz Vial publicó sus recuerdos de esa época en el número monográfico que la revista Cuadernos de Pedagogía consagró a Paulo Freire en 1988 con motivo de su muerte.

Del trabajo de Paz Vial con Paulo Freire subsisten dos series de diapositivas maltrechas por el tiempo, una sobre la mujer campesina y otra sobre el hombre y la cultura.

Galería
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La pintura en el método Paulo Freire

Carmen Gloria Aguayo, miembro del equipo de Paulo Freire en Chile (más tarde fue directora de Desarrollo Social del gobierno de Salvador Allende), resume aquella experiencia en su libro de memorias, Mujer y Política (2014), y destaca la importancia de la pintura en la práctica del método Paulo Freire:

INDAP, Instituto de Desarrollo Agropecuario, bajo la dirección de Jacques Chonchol [ideólogo y artífice de la Reforma Agraria chilena, luego ministro de Agricultura en el Gobierno de Salvador Allende], era el organismo gubernamental que tenía por objeto “promover el desarrollo cultural, económico y social de los campesinos y pescadores artesanales de Chile.” Su accionar comprendía: “a) la formación de un movimiento campesino como instrumento de participación y desarrollo; b) la creación de una economía campesina para aumentar la productividad ; c) promover y orientar el cambio de los valores sociales y culturales que obstaculizan la unidad y la economía campesina».

El trabajo en INDAP tuvo consecuencias importantes en mi evolución personal, tanto en el campo político como en mi compresión del rol de la mujer en la familia y en la sociedad.

Me incorporé a la Unidad de Metodología y Estudios donde tuve la suerte, en realidad el privilegio, de trabajar con el gran profesor brasileño, Paulo Freire, que se convirtió en nuestro maestro. Era un hombre amable y afectuoso de quien no solo aprendí sus teorías pedagógicas sino también una manera de hacer más agradable la vida en la oficina.

Paulo Freire había creado en su país un método de alfabetización que tuvo tanto éxito que se multiplicó rápidamente por diversas regiones. Era un método que no solo servía para enseñar a leer sino que hacía reflexionar sobre la realidad en que cada uno vivía, en su situación en el mundo. Usando el vocabulario del método, se trataba de despertar la conciencia que estaba sumergida para que se convirtiera en conciencia crítica. De ahí su nombre: «concientización». No tardaron las autoridades de la dictadura en Brasil en darse cuenta de que este método traía un peligro de rebelión. ¿Por quién van a votar estos nuevos alfabetizados? Persiguieron y encarcelaron a Paulo Freire. Jacques Chonchol, muy cercano a Brasil y casado con una brasileña, mi amiga María Edy, consiguió traerlo a Chile como refugiado político.

Nuestro equipo, dirigido por el filósofo Raúl Veloso en la Unidad de Estudios, colaboró con el maestro en el diseño teórico del método. Se estudiaron las teorías filosóficas concernientes al tema: «la inconclusion del hombre, la relación del hombre con el mundo, la conciencia, los grados de conciencia humana»,

La práctica del método se desarrollaba en base a diálogos que se realizaban en los llamados «círculos de cultura» que se definían como: «el círculo de estudio es una institución de educación y cultura popular, que funciona con dinámicas de educación informal auxiliada por recursos audiovisuales.»

Nosotros, en INDAP no hicimos alfabetización; utilizamos el método para un trabajo educativo dirigido a la concientización. La práctica en el terreno nos pedía una larga y prolija preparación. Se visitaba el lugar, se contactaba las organizaciones existentes, sindicatos, cooperativas, comités de pequeños agricultores, para formarse una idea de las condiciones de vida de los trabajadores, sus problemas, sus frustraciones y también sus anhelos. Participaban en nuestro equipo dos jóvenes pintores, Paz Vial y Julio Zúñiga, que tenían la tarea de realizar los cuadros que servirían para motivar el diálogo. Viajaban para conocer el entorno en que vivían los campesinos, compenetrarse del paisaje, las casas, la forma de vestirse, los instrumentos de trabajo. Los cuadros, que luego se convertían en filminas para proyectarlas en una sala de reunión, representaban personajes fácilmente reconocibles por los asistentes al círculo de estudios. El trabajo que consistía en un dialogo con el grupo se llamaba «decodificar». Esto quería decir que, conversando sobre lo que se veía en el cuadro, se llegaba a descubrir las causas que provocaban la situación ahí reflejada.

Preparamos series de círculos de estudio, que se presentaban en 5 o 6 sesiones, cada una con su cuadro que sugería el tema: el hombre y la cultura, la educación, la Historia de Chile, la familia de los hombres y el que yo preparé sobre la mujer campesina.

El método era tan efectivo que producía rápidamente verdaderas trasformaciones en el pensamiento de los participantes. Por muy sumergida que estuviera, la conciencia terminaba por despertar. Trasmitir lo que fue esta experiencia necesitaría una larga exposición y quizás también una observación en terreno. Solo puedo decir que los resultados eran sorprendentes aun cuando se trataba con personas cuya mente estaba acostumbrada a creer que su condición de vida era inamovible. Contaré solo lo que vi en una sesión para mostrar cuan difícil podía ser, por ejemplo, hacer ver la diferencia entre el ser humano y el animal. Los campesinos nos contaban lo muy inteligente que era su perrito; no veían superioridad del hombre porque nos decían: “Los caballos y las vacas del patrón valen mucho más que nosotros. Cuando se enferman llaman al veterinario que viene rápidamente. Cuando a mí se me enferma un niño, en cambio, yo tengo que salir caminado con la guagua en brazos hasta el paradero donde pasa el bus dos veces al día”.