En 1998 Paz Vial fue invitada por la Fundación Pablo Neruda a exponer sus mascarones y sus barcos en las casas que el poeta construyó en el pueblo costero de Isla Negra y en la capital (“La Chascona”), convertidas en museos. Este regreso a Chile tenía un valor sentimental de fin de exilio, añadido al reconocimiento profesional en su tierra.